Nombre:
Lugar: Asuncion, Paraguay

jueves, abril 23, 2009

Historias antiguas

Allegra preciosa: el lunes cumples 18 meses de vida y estás a punto de tener una nueva primita, Andrea.

Sigues creciendo saludable, sin enfermarte apenas y con la alegria del que nada teme porque se sabe protegido por todos, querido por muchos y escuchado por los que importan.

Estoy muy cansada, amor mío. Casi no paro por casa y te veo poco. Cuando lo hago, intento moderar tus actividades para poder seguirte pero es imposible. Tu energía y ganas de vivir son infinitas y yo...yo estoy demasiado cansada.

Anoche no pude dormir y me puse a pensar en la época en que yo era como eres tú hoy y me pregunté: "Donde quedaron esos días?". "Cómo el tiempo pasó tan rápido?".

En aquellos días, éramos 5 que vivíamos inocente y tranquilamente. Nada malo podía ocurrirnos. La vida era tan pacífica que daba rabia. Colegio, juegos, colegio y más juegos formaban parte de nuestras vidas siempre seguidas de cerca por las miradas de nuestros padres.

Al crecer, esos 5 dejaron de ser un grupo: dos, hicieron su propia vida; comenzaron a descansar porque sintieron que la parte pesada estaba hecha y que lo habían hecho bien. Las otras 3, nos convertimos en 6.

Seis para todo, menos para tristezas. Seis para ver cómo pasaban los 90, como cambiaban las modas, los políticos y la sociedad. Seis para salir, seis para comer, siempre seis.

Un día, dos de esas seis personas metieron la pata y se apartaron del grupo. Continuamos 4, siempre pensando en los dos que no estaban y cómo la estarían pasando sin nosotros 4.

Creímos que siempre íbamos a estar juntos porque era lo mejor. Hoy sé que no era lo mejor, que nunca fue lo mejor y que nuestros caminos estaban marcados: aquellos 6 no estábamos destinados a estar juntos, sin embargo, no puedo sino recordar aquellos días tan lejanos con la añoranza de quien se sabe protegida por todos, querida por muchos y escuchada por los que importan. Antes, yo era como tú, Allegra. Fue una maravillosa época de inocencia y alegría que se fue para no volver.

Hoy, soy yo la que tengo que proteger, querer y escuchar. Los roles han cambiado y esta situación me tiene muy preocupada porque creo que tú te mereces lo mejor y yo no te lo estoy dando.

Estoy demasiado cansada para estar contigo cuando estoy en casa y eso no me lo perdonaré nunca. Tú, sí?