Una edad significativa.
Querida hija: tu papito cumple 40 años hoy y merece la pena dejar constancia de ello porque resulta que 40 años es una edad significativa.
Así, mientras duermes a mi lado, en esta improvisada camita que compartimos en Barcelona, con mucho dolor de espalda y despertadas nocturnas, yo escribo para que el día que sepas leer y entender lo que leas, te des cuenta que la gente grande también festeja cumpleaños...no de la misma manera que lo hacen los niños pero sí que nos importan los cumples y queremos pasarla bien, especialmente si has llegado a la cumbre de tu vida últil, a lo más alto de tus capacidades y atributos, a una edad en la que se te considera maduro y coherente y en la que las responsabilidades son muchas y los momentos de distensión, pocos: 40 años.
Hace frío en Barcelona y tú duermes con esa carita de ángel que llevas desde que existes porque, a veces creo que no eres una niña de verdad, eres un angelito que Dios quiso que llevara la vida de una niña humana.
Hace frío pero tú no lo sientes porque estás calentita al lado de mamita y papito que te arropan y te cobijan, que están para tí las 24 horas porque este viaje es tuyo, amor mío.
Y, qué linda es la vida! Qué felicidad se siente en el alma si la miramos desde la óptica de alguien de 40 años con una hija como tú, Allegra! Es sentir que se han hecho bien las cosas y que el legado que quedará vale la pena. Llegar a los 40 años contigo, Allegra, es sentir que el género humano tiene esperanzas.
Así, mientras duermes a mi lado, en esta improvisada camita que compartimos en Barcelona, con mucho dolor de espalda y despertadas nocturnas, yo escribo para que el día que sepas leer y entender lo que leas, te des cuenta que la gente grande también festeja cumpleaños...no de la misma manera que lo hacen los niños pero sí que nos importan los cumples y queremos pasarla bien, especialmente si has llegado a la cumbre de tu vida últil, a lo más alto de tus capacidades y atributos, a una edad en la que se te considera maduro y coherente y en la que las responsabilidades son muchas y los momentos de distensión, pocos: 40 años.
Hace frío en Barcelona y tú duermes con esa carita de ángel que llevas desde que existes porque, a veces creo que no eres una niña de verdad, eres un angelito que Dios quiso que llevara la vida de una niña humana.
Hace frío pero tú no lo sientes porque estás calentita al lado de mamita y papito que te arropan y te cobijan, que están para tí las 24 horas porque este viaje es tuyo, amor mío.
Y, qué linda es la vida! Qué felicidad se siente en el alma si la miramos desde la óptica de alguien de 40 años con una hija como tú, Allegra! Es sentir que se han hecho bien las cosas y que el legado que quedará vale la pena. Llegar a los 40 años contigo, Allegra, es sentir que el género humano tiene esperanzas.
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