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Lugar: Asuncion, Paraguay

domingo, octubre 24, 2010

El valor del esfuerzo

Querida Allegra: quiero escribir estas líneas para que un día, cuando puedas leer y entender lo que leas, sepas lo que tu mamita sintió cuando aquel 12 de octubre de 2010, rescataron a los mineros chilenos de la mina que los mantuvo bajo tierra (a 622 mts. de profundidad) durante dos meses.
Seguramente, vas a leer periódicos de la época y, seguramente, encontrarás muchas referencias históricas que te hagan conocer este suceso pero no sé si yo podré contarte lo que sentí (tampoco sé si te va a interesar...) y por eso quiero hacerlo ahora, en nuestra particular cápsula del tiempo mamá-hija.
Sentí emoción, lloré por cada uno de ellos y dí gracias a Dios porque, a pesar que no los conozco ni los conoceré nunca, son seres humanos que padecieron cosas que pocos aguantan y que solo puedo imaginarlas.
Tampoco conocía a Cecilia Cubas y lloré por ella y deseo que su mamá encuentre paz y resignación. Deseo que los culpables sean castigados con fuerza y firmeza y que jamás una mamá vuelva a pasar lo que esa señora pasó. Si en mis manos hubiera algo que pudiera hacer para aliviar su dolor, lo haría.
Tantas personas que sufrieron, que sufren y no las conocemos pero conocemos sus historias y nos conmueven: a veces porque son jóvenes, a veces porque son excesivamente valientes, a veces porque, simplemente, son seres humanos como nosotros y el valor de la humanidad radica, justamente, en eso: en poder asimilarnos con nuestros semejantes y en poder sentir en conjunto, o si no, en qué nos diferenciamos de las rocas o de las plantas?
En Chile demostraron que la huamanidad unida jamás será vencida y que Dios nos ha regalado humanidad a borbotones para que hagamos cosas buenas, que ya está bien de destruirnos y de destruir al planeta!...qué da más gusto cuando hacemos el bien!!!...que ya vale con tanta maldad!!!
Allegra, seguramente te tocará vivir en un mundo diferente al mío. La barrera etaria que nos separa es grande y tus experiencias serán distintas, muy distintas a las mías pero hay algo que jamás variará: somos seres humanos y sentimos y los sentimientos no mienten, hijita. El esfuerzo y el valor se sienten bien y nos alimentan.
Si eso llegase a cambiar, Allegra, es porque la humanidad ya no tiene remedio.