Yo también quiero salir corriendo
A medida que pasa el tiempo, querida Allegra, una se va desilusionando más de la gente que maneja este país.
Hay personas que echan pestes y culebras contra el país pero, en realidad, su enojo es contra aquellos que tienen la sartén por el mango en el Paraguay.
Cuántos nos abandonaron de un tiempo a esta parte? La gente que maneja el Paraguay quiere un país desierto o, al menos, un país en el que vivan "algunos elegidos".
Yo también quiero salir corriendo, Allegra. Quiero irme lejos, tan lejos como sea posible.
Quiero estar en algún lugar donde no se escuche hablar del Paraguay, donde no se lo conozca.
Quiero que la gente de ese lugar conozca al Paraguay por mí, por lo que soy, por lo que valgo y por lo que puedo hacer. Quiero contar las bellezas naturales del país y la cordialidad del pueblo y quiero que aquellas cosas que me disgustan tanto, mueran en mi memoria.
Tengo miedo Allegrita de no llenar las expectativas, de quedarme en lo que pudo haber sido y no explotar al máximo mis talentos.
Supongo que estos temores son propios de quiénes creemos que podemos hacer la diferencia dentro del lugar que nos toca ocupar en la sociedad.
Hoy tuve otra desilusión, querida niña. La desilusión no es sólo personal sino profesional: me hubiese gustado tanto dejar bien parados al país y a la Corte Suprema en Escocia. No podrá ser y no porque no me haya ganado ese lugar con mis talentos, sino porque a alguien se le ocurrió que lo mejor sería no permitir que esto pasara.
Una nueva gota que se suma a las que ya existen en mi copa de las desilusiones.
Hay personas que echan pestes y culebras contra el país pero, en realidad, su enojo es contra aquellos que tienen la sartén por el mango en el Paraguay.
Cuántos nos abandonaron de un tiempo a esta parte? La gente que maneja el Paraguay quiere un país desierto o, al menos, un país en el que vivan "algunos elegidos".
Yo también quiero salir corriendo, Allegra. Quiero irme lejos, tan lejos como sea posible.
Quiero estar en algún lugar donde no se escuche hablar del Paraguay, donde no se lo conozca.
Quiero que la gente de ese lugar conozca al Paraguay por mí, por lo que soy, por lo que valgo y por lo que puedo hacer. Quiero contar las bellezas naturales del país y la cordialidad del pueblo y quiero que aquellas cosas que me disgustan tanto, mueran en mi memoria.
Tengo miedo Allegrita de no llenar las expectativas, de quedarme en lo que pudo haber sido y no explotar al máximo mis talentos.
Supongo que estos temores son propios de quiénes creemos que podemos hacer la diferencia dentro del lugar que nos toca ocupar en la sociedad.
Hoy tuve otra desilusión, querida niña. La desilusión no es sólo personal sino profesional: me hubiese gustado tanto dejar bien parados al país y a la Corte Suprema en Escocia. No podrá ser y no porque no me haya ganado ese lugar con mis talentos, sino porque a alguien se le ocurrió que lo mejor sería no permitir que esto pasara.
Una nueva gota que se suma a las que ya existen en mi copa de las desilusiones.
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